Resumen:
El concepto de Desarrollo Sostenible se muestra como el resultado del proceso
histórico de conciencia, comprensión, asimilación y respuesta, a las conductas
inadecuadas de los seres humanos y sus organizaciones en el camino recorrido
hacia la búsqueda del bienestar y el progreso social.
De esta manera, la sostenibilidad implica la modificación de comportamientos
humanos individuales y colectivos en torno a su desarrollo. En tal sentido, el
desarrollo sostenible ha generado, durante las últimas décadas, que las
organizaciones empresariales incorporen las dimensiones de la Sostenibilidad en
la definición y configuración de su Ser y Existir, para atender de esta manera, las
problemáticas ambientales, económicas y sociales, que determinan la compleja
realidad de la vida moderna.
La articulación de las organizaciones a la dinámica de la Sostenibilidad conlleva la
configuración de prácticas empresariales bajo elementos fundamentales del
comportamiento humano que le dan sentido, validez y legitimidad. En otras
palabras, la praxis de la empresa soportada en una ontología, axiología y
epistemología, derivadas de las necesidades del Desarrollo Sostenible. En este
contexto, los comportamientos de las empresas se hacen visibles en el desarrollo
de tres funciones básicas que todo individuo, organización o sociedad, debe
realizar para sobrevivir y desarrollarse que según Renee Bedard son: La
Producción y la Creación; la Protección y la Seguridad; y el Gobierno y el Interés
General. De estas tres funciones básicas se derivan el marco de
responsabilidades y compromisos que deben asumir las organizaciones
empresariales para alcanzar un comportamiento legítimo y consecuente con la
sostenibilidad.