Resumen:
La educación en el pueblo originario Misak se gesta en el fogón. Alrededor del fogón los mayores aconsejan, enseñan la lengua, a tejer, a dialogar, a seleccionar las semillas y a sembrar; se comparten los saberes aprendidos de los ancestros y se forma para el espíritu sereno y tranquilo. Alrededor del Fogón también se fortalecen los procesos de resistencia que durante siglos ha acompañado a los pueblos originarios y que, en los últimos treinta años, se ha encaminado a “recuperar la tierra para recuperarlo todo”: la relación con el territorio, con la comunidad, con la historia y los saberes.
Durante los últimos treinta años, el pueblo originario viene estableciendo relaciones con organismos apoyados en acuerdos; dichas relaciones han incidido en el “enrollar y desenrollar” de su pensamiento. Estas relaciones y sus intereses de dominio, han conducido al pueblo a implementar modos de organización estandarizados para acceder a una “autonomía otorgada” opuesta a la propuesta de Autonomía Plena que orienta al pueblo misak.
Para indagar sobre el papel que cumple el fogón como escenario de educación permanente que da pervivencia y crecimiento al pueblo misak, se revisan principalmente los documentos “Derecho mayor. Antiguo, preexistente y vigente de los misak” y “Plan de vida de pervivencia y crecimiento misak”. Para comprender la relación saber–poder que hay en la educación permanente, se acude a la propuesta de Foucault de conducta contra-conducta.