Resumen:
El ordenamiento jurídico colombiano presenta varios desafíos a la hora de reconocer a los animales como titulares de derechos; de esta forma, juega un papel muy importante la ampliación del concepto de moralidad y la creación de un catálogo de derechos y principios orientadores a favor de los animales, de tal suerte que exista una igualdad de armas entre éstos y el ser humano; especialmente cuando se concibe el derecho como una herramienta de límite de la conducta humana. Así, al interactuar el hombre con los animales, es menester que exista un instrumento que regule tal situación, pues ante el vacío existente éstos últimos han sido los más perjudicados. Los animales son seres vivos que deberían tener derechos de manera autónoma e independiente, no visto desde la perspectiva antropocentrista del derecho, sino desde una óptica integradora, una mirada incluyente.
Los animales tienen una concepción de la realidad, poseen una vida, sufren y tienen dolor, por esa razón es menester que exista un derecho de los animales que involucre su calidad de seres sintientes con el objetivo de delimitar la conducta desproporcionada que ha ejercido el ser humano en su contra, sometiéndolos a tratos degradantes y a actividades que sobrepasan la órbita de la dignidad.