Resumen:
El Volcán Cerro Bravo (VCB) pertenece a la Provincia Tectónica Volcánica San
Diego-Cerro Machín en los Andes Centrales de Colombia y está ubicada a 150 km
al noroeste de Bogotá, la capital de Colombia, y a 25 km de la ciudad de Manizales
(~ 350,00 habitantes). La actividad volcánica de VCB comenzó hace 50.000 años y
se ha caracterizado por producir erupciones efusivas y explosivas (subpliniano a
pliniano) con productos dacíticos y andesíticos. La actividad efusiva se evidencia
por los flujos de lava y los domos de lava, mientras que la actividad explosiva se
evidencia por depósitos de corriente de densidad piroclástica y depósitos de caída
piroclástica, también se han reconocido algunos depósitos secundarios como
avalanchas de escombros y lahares. Actualmente, el VCB es considerado como una
amenaza para la ciudad de Manizales. Con el fin de caracterizar el edificio volcánico,
se creó un mapa geomorfológico a partir de las interpretaciones de modelos de
elevaciones digitales (DEM) con una resolución de 12,5 m, así como fotografías
aéreas. Así, fue posible asociar los relieves con la evolución del volcán. Con base
en este análisis, fue posible identificar la base y la parte superior del edificio del VCB
como ~ 2600 y ~ 4030 m.s.n.m., respectivamente, con un diámetro en su eje mayor
de ~ 5,8 km. El edificio volcánico tiene cuatro cráteres principales que se abren al
norte. Los cráteres están separados unos de otros por alturas y distancias entre ~
120 m.s.n.m. y ~ 1 km. Los análisis morfométricos partir de la relación altura/ancho
basal HCO/WCO=0.20 y ancho de la cumbre/ancho basal WS/WB=0.0, representa una
forma cónica del edificio volcánico, mientras que los valores entre índice de
elipticidad (ie=1.61) vs índice de irregularidad (ii=1.45), representan una forma
semicircular e irregular del edificio volcánico. Esta geomorfología es una evidencia
de diferentes etapas eruptivas de la construcción del volcán y se ha demostrado
que algunos cráteres fueron creados a partir de erupciones explosivas, sin embargo
las diferentes alturas entre cada cráter sugieren la creación de domos de lava y su
colapso como una respuesta de la actividad efusiva final.