Abstract:
No existe una definición única y absoluta de “buen gobierno”, ni tampoco existe una delimitación de su ámbito de aplicación. El término, sin lugar a dudas, se utiliza con gran flexibilidad, lo que es una ventaja, pero también una fuente de cierta dificultad en el plano operacional. Dependiendo del contexto y el objetivo primordial perseguido, el buen gobierno abarca tanto el pleno respeto de los derechos humanos, como el Estado de Derecho, la participación efectiva, las asociaciones de múltiples actores, el pluralismo político, los procesos transparentes y responsables y las instituciones, un sector público eficiente y eficaz, la legitimidad, el acceso al conocimiento, la información y la educación, el empoderamiento político de las personas, la equidad, la sostenibilidad y las actitudes y valores que fomenten la responsabilidad, la solidaridad y la tolerancia. En este sentido, en el presente artículo se pretende realizar una aproximación a una definición y hacer un análisis de dicho término, retomando las concepciones de algunos autores, tanto actuales como de la época antigua, así como realizar unas breves conclusiones al respecto de lo que se entiende sobre el buen gobierno y cómo se aplica éste en los nuevos Estados-naciones.