Abstract:
Una época como la actual, donde el uso intensivo de las tecnología de la información y la comunicación (TIC) en los diferentes sectores de la sociedad, la transformación del concepto tiempo-espacio y la generación permanente -y caudalosa- de datos, información y conocimiento, requiere de una actitud abierta para comprender el momento histórico y asumirlo la incorporación a él de manera consciente y adecuada.
Por ello, desde la academia debe propiciarse la generación de nuevo conocimiento, acorde con su objetivo socialmente aceptado, desde la contextualización de los estudiantes a la realidad del mundo, identificando problemas y proponiendo soluciones a partir de las opciones que la tecnología y la ciencia ofrecen. Es claro que en los procesos de la investigación formativa, «la forma más didáctica y pedagógica de articular los conocimientos o principios teóricos científicos con la práctica, (...) el docente propicia que los alumnos apliquen sus conocimientos teóricos, conceptuales, metodológicos y técnicos vinculados con el tema de investigación abordado» (Sánchez, 2017, 72), lo cual se materializa finalmente en informes y otros productos, donde se detallan los procesos y resultados alcanzados, como evidencia de sus habilidades investigativas, además de «fortalecer las habilidades comunicativas escritas, mejorar el planteamiento de protocolos de investigación y evaluar mejor el desempeño del estudiante» (García et a., 2018, 127).