La vulnerabilidad en el mundo juvenil un abordaje fenomenológico

Abstract

Pocas metodologías de investigación suelen ofrecer la riqueza de datos, los límites amplios y la flexibilidad perceptiva como lo ofrece la crónica narrativa, o autobiográfica. Quienes narran no sólo "cuentan" una historia, también le otorgan un significado nuevo al presente a partir de las experiencias del pasado. Sin duda se ve hacia atrás, pero no por un afán meramente periodístico, sino para releer el presente desde el devenir, en este caso a través del prisma de jóvenes cuyas vidas han sido puestas a prueba. La narrativa nos ayuda a valorar la capacidad de estas personas de construir puentes de sentido con otros y otras que permiten su accionar por un bien común. Es así como en el capítulo I se plantea la tensión dinámica entre la vulnerabilidad como privación y negación, la vulnerabilidad como atributo de la excelencia humana. Se argumentan los enfoques cuya difusión teórica han sesgado el concepto de vulnerabilidad hacia el terreno de la pobreza, visto este desde los arquetipos cambiantes de la economía social y el desarrollo. Así mismo, se explica cómo las teorías investigativas han sobrepasado los límites de la información basada en datos cuantitativos, abriéndose la posibilidad en nuestro caso, no sólo de redefinir la vulnerabilidad más allá de la carencia y el dolor, sino también desde la subjetivación como fuente de "verdad" científica. Finalmente se detalla el marco técnico de investigación y las consideraciones éticas en la relación a las entrevistas realizadas. El capítulo II expone las principales ideas de la investigadora en torno a las subjetividades juveniles, con el fin de precisar el enfoque de la investigación y la búsqueda de riquezas aún no descubiertas en los relatos de vida juveniles que suelen ser compartidos con timidez en un mundo adulto. Los y las jóvenes de hoy se enfrentan a un mundo desconfiado, a una modernidad líquida en la cual, según Bauman, Z. (2007, P. 17), la lucha contra los temores termina siendo una tarea de toda la vida, y para algunos incluso esclavizante. Pero lo interesante es que la juventud se sigue abriendo paso, a veces rompiendo en contraculturas para transformar las temporalidades que los oprimen y niegan sus elecciones. Los capítulos III, IV y V abordan lo esencial de la investigación realizada. Las historias de Susana, Manuel y Carlos nos exigen reconocer las realidades inmerecidas y desconsoladoras que viven los y las jóvenes colombianos, cuyas vidas han sido marcadas de forma irreversible, pero que a su vez, en medio de su vulnerabilidad, son capaces de resimbolizar desde la narrativa su existencia como seres en encrucijada. Susana (capítulo III) revela desde su experiencia la incesante búsqueda de diferenciación, y el desafío de lograr encontrarse a sí misma desde su mismidad, a veces desconfigurando y tomando distancia de los códigos familiares que la han limitado. Su desterritorialización la lleva a buscar su propia libertad no sólo como un ser pensante, sino también como un ser sintiente, amante. Manuel (capítulo IV) comparte su autobiografía haciendo fuerza en el mundo de la vida de la calle, hallarse en él, ser aceptado en él y reconocerse cuando se halla parte del entramado que se constituye parte importante en su configuración de su subjetividad. Hallarse a sí mismo es la prioridad, y en medio de ese transitar también desafía las opciones de participación política de la juventud. Finalmente, la historia de Carlos (capítulo V) trae a colación las consecuencias del conflicto armado en la vida de muchos niños y niñas. Despojarse de sí mismo, luego de tantas experiencias violentas, no es fácil para un ser sin arraigo. La de Carlos no será, con toda seguridad, la última historia de este tipo. Se escucharan muchas otras similares, advirtiendo que aún es necesario luchar por una sociedad colombiana más humana y comprometida con los niños y las niñas.